
"El Tribunal Constitucional ha otorgado el amparo a un matrimonio contra la condena a dos años y medio de cárcel que le impuso el Tribunal Supremo por no impedir la muerte de un hijo de 13 años, que se negó a recibir una transfusión de sangre por imperativo de su creencia religiosa, compartida con sus padres, como testigo de Jehová."
Éste caso sinceramente, consiguió ponerme los pelos de punta. Realmente uno/a llega a replantearse la siguiente pregunta: ¿Se vive con una creencia o de ella? Y, ¿Tal es así que permitimos que ésta domine nuestra vida hasta el punto de arrebatárnosla en un suspiro?
Como si de un problema sin salida se tratase, los padres de Marcos Alegre Vallés de 13 años tiraron la toalla sin ni siquiera llegar a replantearse la posibilidad de que sus propias creencias terminarían por arrebatarle el último soplo de aliento que le quedaba a su hijo. Un niño, todo un futuro por delante. Lugares que conocer, gente con la que hablar, restaurantes en los que comer…conocimientos por adquirir. Pero, ¿Conocía realmente Marcos las consecuencias de su decisión? Acaso ¿esto no es equiparable a los abusos sufridos por muchos menores en base a las creencias de los padres y que les lleva a sufrir mutilaciones ?, ¿ dónde están las asociaciones de protección al menor cuando hablamos de “mutilaciones de conciencia” ?.
Como todo niño, confía en que sus padres quieren lo mejor para él y que lo que digan va a misa (y nunca mejor dicho). Él no va a llevarles la contraria, porque sus palabras son lo único que le queda y si morir es una bendición otorgada por la falta de pecado, que así sea. “Yo no quiero que el demonio entre en mi cuerpo” pensaría. Pobre inocente…como si de los reyes magos se tratase y todavía no quieran dejarle ver que tanta magia es dada tan solo con el sudor de nuestros esfuerzos. Que nada viene dado. Que hay que luchar por lo que se quiere y a veces hacer sacrificios.
Como si una idea, fuera más fuerte que el amor de una madre hacia su hijo. Como si nada fuera más importante que unas líneas mal interpretadas. Sin lucha no hay victoria pero quizá sea más fácil pensar que todo debe ser blanco o negro y que los matices no existen.
Ante esto, no creo que la ley deba ser más o menos flexible sino que creo que la sociedad debe hacerse más responsable de sus propios actos e ideas y valorar la vida añadiendo todos sus ingredientes en una balanza hasta encontrar un equilibrio positivo que no incluya tener que tomar la decisión de robarle la vida a tu hijo. ¿Van a conseguir hacer cambiar de idea al resto de personas con sus mismas creencias, por condenarles a dos años de cárcel? Por supuesto, de alguna manera debían reaccionar pero hay cajones en los cuales no pueden meter la mano simplemente porque se pillarían los dedos como creo que ha sucedido en éste escalofriante caso.
Testigos de Jehová, curiosa elección de vida. A pesar de no compartirlo en absoluto, no puedo hacer más que respetarlo y aceptar que hay gente dispuesta a dar su vida por aquello en lo que cree, por su fé. Yo prefiero vivir pensando que la vida es un regalo esperando a ser abierto y que haría todo cuanto estuviera en mi mano por defenderla. Prefiero vivir con mis pensamientos que de ellos. Lo que tengo claro es que si yo fuera ése niño y pudiera hablar por un segundo con mis padres, mi pregunta sería… ¿Por qué?
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