miércoles, 18 de abril de 2012

No hay solución, sin evolución.




"Es la naturaleza humana: a menos que alguien pueda encontrar la forma de cambiarla, tendremos otra crisis. Es inevitable"

Ex jefe de la FED (Reserva Federal de los EEUU)




Estamos pues ante una crisis de doble filo, una interna y una externa. La una se relaciona estrechamente con nuestra condición humana, nuestra naturaleza, con nuestra forma de concebir el mundo. Es de esta crisis interna que reside en cada uno de nosotros, de la cual deriva la externa, referente a las condiciones materiales de nuestra existencia e inexplicablemente la única que pretendemos sanar y a la que se le otorga el papel protagonista en estos tiempos que corren, cuando en realidad no es más que la infección de una herida mucho más profunda.

¿Y cuál es nuestra solución?

Agua oxigenada, unas gotas al día y así no se extenderá la infección pero tampoco conseguirá sanarse. Debemos comenzar desde el núcleo de la infección y ese núcleo se encuentra perdido entre nuestros principios, nuestra cultura y nuestra manera de concebir el mundo.

Un mundo que concebimos así debido a los condicionamientos culturales y morales adquiridos mediante una educación “escolarizada”. Todo aquello que sabemos es todo aquel saber utilitario y adaptativo enfocado a proporcionar competencias y a vender acreditaciones. En resumidas cuentas, una escolarización perecedera y caduca que fomenta aun más la expansión de la crisis externa y que bajo ningún concepto crea en el ser humano esa sed de conquistar de forma original su propia humanidad ni de recrearse en sus propios valores. Las certificaciones académicas han hecho de nosotros una mente simplificadora y disciplinaria que es incapaz de concebir nuevas formas de pensar, sentir y sobre todo de hacer educación.

Pero ¿Realmente es posible enseñar la condición humana a partir de una mente escolarizada?

Nuestra mente sufre una “contaminación interna” como si de fumadores pasivos se tratase. Estamos enfermos, absorbemos inevitablemente de todo cuanto nos rodea pero somos incapaces de absorber de nosotros mismos porque hemos olvidado con tantas distracciones la verdad de nuestra naturaleza. Debemos redescubrir mediante nuestros propios valores internos, quienes somos en realidad y tener presentes las razones por las cuales hemos enfermado y entrado en este estado de crisis de identidad.

Es necesaria una educación en la que nadie eduque a nadie, una educación en comunión, como bien decía Paulo Freire, que nos recuerde que somos uno. Que transmita que debemos apoyarnos porque nadie es más que nadie, que el fraude y la corrupción es pan para hoy y hambre para mañana, que nos haga ver que la solución es la unión y no la desunión, que no es más feliz quien más tiene sino quien menos necesita; una educación que nos haga libres y no nos condicione, que asuma la responsabilidad de construir una nueva “ecología de saberes” con el fin de poner de manifiesto que otro mundo es realmente posible y sobre todo necesario.

Enseñar la condición humana es por tanto, no un proceso de transmisión, ni de ejercicio de conductas testimoniales siquiera, sino más bien un proceso de auto aprendizaje, de compromiso, de experiencias vitales con todo aquello que forma parte de nuestra compleja y contradictoria naturaleza y sobre todo es un proceso evolutivo.

Cuando todo ello ocurra abandonaremos la ambición que nos consume para acentuarnos en la contribución, alcanzando la plenitud proveniente de nuestra grandeza humana. Grandeza para aportar nuestro granito de arena a la sociedad, a nuestro complejo y enfermo sistema económico que nuestra propia complejidad y enfermedad corrompe. Seamos curiosos, aprendamos de nosotros mismos, concibámonos como una unidad indestructible, dejemos de excusarnos en las consecuencias de nuestros errores y actuemos. No cambiemos, evolucionemos.

viernes, 1 de julio de 2011

Yo, te vi.



“¿Cómo? ¡No me queda gazpacho!…Grata sorpresa la mia, si señor. A treinta grados en la calle y nada fresco que llevarse a la boca, nada que consiga hacer desaparecer esta maldita sensación desecada de mi boca. ¡Menudo engorro! Pocas situaciones adversas han conseguido alcanzar la primacia de esta necesidad implacable, debo bajar a la calle. Voy a bajar, si… Con este calor me pongo el burka y si voy por la sombra, puede que con suerte llegue antes de mi funeral. “


Y caminando por mi calle, he vuelto a encontrármela. Llevaba ese vestido gris que tanto se pone, seguro que le gusta mucho. Parecia pensativa, con los ojos grises y cabeza gacha paseaba bajo el ardor de las calurosas calles de Madrid. Iba tranquila, sin prisa, como si aquello que fuera a hacer pudiera llevarle toda la tarde. Harta de correr tras el tiempo durante tantos años y ahora el tiempo es el que corre tras su busca. Ella lo sabe, todo terminara donde empezó hara mas de noventa años. Toda una partida jugada, manos perdidas, apuestas ganadas.

Perpleja de poder tan solo observarla, admirarla no por su mas que avanzada edad, sino por todas aquellas experiencias que han ido blanqueando su pelo con los años. Por todas las sensaciones que ha expresado y que ahora se reflejan en su cara, llena de arrugas, llena de vida.

Que belleza, que grandeza, que virtuosidad. Cuanto peso ha debido de aguantar esa espalda ahora arqueada, obligándola a ver el mundo desde abajo. Un mundo que todavía desconoce pero que ya no teme. Curada de espanto y enferma del simple hecho de vivir. Una mujer que ha conocido a sus amigos y se ha despedido de ellos, que ha criado y enterrado a sus hijos. Una mujer hecha y derecha.

Siempre sola, puliendo su diamante con las ultimas decisiones que le quedan. Consciente de sus limitaciones, del paso de los años, del mas profundo y absoluto cambio. Alli estaba un dia mas, esperando a morir. Repasando todo aquello que algún día la hizo feliz y que ahora le sume en la nostalgia. Ojala pudiera comprender lo que es aceptar que ya nunca será lo que fue, ojala pudiera.

Esta tarde he vuelto a encontrármela, antes de mi funeral…tiene gracia.

martes, 15 de febrero de 2011

EN EL PUNTO DE MIRA


"La visión espiritual, la interior. He ahí la pureza. La idea madre, el motor universal, el supremo generador de toda creación. De toda manifestación que merezca el honroso calificativo de humano. Esa visión, es la divina matriz en que se gestará el hombre nuevo, y fuera de la cual el individuo no logrará trascender su raquítica condición de animal arrogante, de bípedo compulsivo e ignato"

W.Blake

Así somos nosotros, una piara maloliente e infecta. Manchada de nuestra verborrea incesante, de nuestras sonrisas del revés, de nuestra humildísima presencia. Incapaces de salirnos del dibujo porque pasarse de la raya conlleva consecuencias. Trémulos, cobardes. Temerosos por ser envueltos por un silencio más profundo que ningún maldito corazón. Sin rumbo fijo pero con uno establecido. En fila india y asidos a una cuerda, no vayamos a extraviarnos.

Así somos, un DNI con ocho números y una letra. Una cartilla del seguro y una tarjeta de crédito repleta de más que de menos. Caprichosos, insaciables, corruptos. Capaces de cometer las peores atrocidades, de dañar premeditadamente, de ignorar el bien ajeno. Orgullosos de nuestro orgullo, de mirarnos el ombligo; la única prueba evidente de que somos humanos. Menudos egoístas…

Así somos nosotros, sí. Primero yo y luego también. Impenetrables, incomprensibles. Temerosos de no proteger con suficiente ímpetu nuestro personal talón de Aquiles. Recios endebles. Malditos mentirosos, bastardos, traidores. Presidentes de nuestra fatuidad y soberbia. Propietarios de nuestra mísera grandeza. Viciosos de hablar para quejarnos, para lamentarnos de nuestras ínfimas desdichas, para chismorrear, para no decir nada.

Así somos, un corazón que no deja de latir en nuestra contra en vez de a nuestro favor. Pura pasión e infortunio, la confusión personificada. Sabedores de la provocación y especialistas en la asignatura de provocarnos dolor. Qué gran desconsuelo no discernir ni por donde pisamos, siempre de puntillas, deambulando en un expuesto mar de minas. Antepuestos al riesgo de conocernos demasiado. Desagradecidos…

¡Cómo somos! Toda una obra de arte inacabada, un diamante en bruto, un día sin sol. Temerosos de mostrar la esencia que nos diferencia del resto, una cerradura sin llave. Afligidos y angustiados por el qué dirán, por ser como somos. Intrusos de nuestra propia existencia. Ilógicos como una ecuación sin despejar.

Dando la espalda en vez de la cara. Rindiéndonos en vez de afrontándonos. Tirando la piedra y escondiendo la mano. Avergonzándonos por una sonrisa. Sintiendo celos de los nuestros. Eludiéndonos de todo y de nada. Odiándonos en vez de sintiéndonos. Infravalorándonos, desentendiéndonos...

Un meta por alcanzar, así somos. Como una ruleta rusa, expuestos al azar de las decisiones que nunca tomaremos. Execrables. Inhábiles espectros de la realidad circundante. Novatos en la verdad y sinceridad. Chapuceros. Fútiles bípedos, victimistas. Embusteros, nunca cambiaremos. Ésto es lo que somos y aquí es donde nos encontramos. En el punto de mira.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Por encima de la vida, la religión.















"El Tribunal Constitucional ha otorgado el amparo a un matrimonio contra la condena a dos años y medio de cárcel que le impuso el Tribunal Supremo por no impedir la muerte de un hijo de 13 años, que se negó a recibir una transfusión de sangre por imperativo de su creencia religiosa, compartida con sus padres, como testigo de Jehová."


Éste caso sinceramente, consiguió ponerme los pelos de punta. Realmente uno/a llega a replantearse la siguiente pregunta: ¿Se vive con una creencia o de ella? Y, ¿Tal es así que permitimos que ésta domine nuestra vida hasta el punto de arrebatárnosla en un suspiro?
Como si de un problema sin salida se tratase, los padres de Marcos Alegre Vallés de 13 años tiraron la toalla sin ni siquiera llegar a replantearse la posibilidad de que sus propias creencias terminarían por arrebatarle el último soplo de aliento que le quedaba a su hijo. Un niño, todo un futuro por delante. Lugares que conocer, gente con la que hablar, restaurantes en los que comer…conocimientos por adquirir. Pero, ¿Conocía realmente Marcos las consecuencias de su decisión? Acaso ¿esto no es equiparable a los abusos sufridos por muchos menores en base a las creencias de los padres y que les lleva a sufrir mutilaciones ?, ¿ dónde están las asociaciones de protección al menor cuando hablamos de “mutilaciones de conciencia” ?.

Como todo niño, confía en que sus padres quieren lo mejor para él y que lo que digan va a misa (y nunca mejor dicho). Él no va a llevarles la contraria, porque sus palabras son lo único que le queda y si morir es una bendición otorgada por la falta de pecado, que así sea. “Yo no quiero que el demonio entre en mi cuerpo” pensaría. Pobre inocente…como si de los reyes magos se tratase y todavía no quieran dejarle ver que tanta magia es dada tan solo con el sudor de nuestros esfuerzos. Que nada viene dado. Que hay que luchar por lo que se quiere y a veces hacer sacrificios.

Como si una idea, fuera más fuerte que el amor de una madre hacia su hijo. Como si nada fuera más importante que unas líneas mal interpretadas. Sin lucha no hay victoria pero quizá sea más fácil pensar que todo debe ser blanco o negro y que los matices no existen.

Ante esto, no creo que la ley deba ser más o menos flexible sino que creo que la sociedad debe hacerse más responsable de sus propios actos e ideas y valorar la vida añadiendo todos sus ingredientes en una balanza hasta encontrar un equilibrio positivo que no incluya tener que tomar la decisión de robarle la vida a tu hijo. ¿Van a conseguir hacer cambiar de idea al resto de personas con sus mismas creencias, por condenarles a dos años de cárcel? Por supuesto, de alguna manera debían reaccionar pero hay cajones en los cuales no pueden meter la mano simplemente porque se pillarían los dedos como creo que ha sucedido en éste escalofriante caso.

Testigos de Jehová, curiosa elección de vida. A pesar de no compartirlo en absoluto, no puedo hacer más que respetarlo y aceptar que hay gente dispuesta a dar su vida por aquello en lo que cree, por su fé. Yo prefiero vivir pensando que la vida es un regalo esperando a ser abierto y que haría todo cuanto estuviera en mi mano por defenderla. Prefiero vivir con mis pensamientos que de ellos. Lo que tengo claro es que si yo fuera ése niño y pudiera hablar por un segundo con mis padres, mi pregunta sería… ¿Por qué?

martes, 7 de diciembre de 2010

Marrakech, nadie dijo que fuera fácil.

“La vida es una guerra que se lucha desde que te levantas hasta que te acuestas, desde los buenos días hasta las buenas noches. Para vosotros la vida es una pasión, pero para mí…Es una pasión oculta bajo una coraza de impedimentos.” –Knor-



Como dice la canción, ya no sé si el mundo está al revés o soy yo el que está cabeza abajo. Justo en la posición perfecta para descubrir que la magia existe para aquellos ojos dispuestos a verla en toda su plenitud. Pasen y vean…


Hoy como cada mañana en éste pequeño e insólito rincón de África, la ciudad roja amanece para todos y todo parece ser perfecto.
“Abracadabra” y admiramos el anaranjado sol al final de la larga avenida que culmina con la envolvedora y cálida Menara, en donde ni los más desagradecidos ojos osarían desperdiciar un minuto del reflejo del sol en el lago. Un toque de magia en donde la plaza Jamaa el fna se convierte en el irregular ombligo del antiquísimo barrio de la Medina. Un efecto óptico incesante situado en el mismísimo corazón de la tierra de dios. De día se viste discreta. Se la ve somnolienta, se la siente tranquila y se la aspira suavemente…se huele el tagine, el cous-cous. Se percibe el permanente olor del té con menta y el característico olor del ras al hanut, toda una explosión para nuestros inexpertos sentidos. Pero suyo es el momento culminante al caer la noche, cuando se disfraza con el denso humo que los múltiples e incontables puestos de comida desprenden. Al divertirse bailando al son del Chaabi y de la hipnotizante melodía de las flautas encantadoras de serpientes. Al admirar con dilación a los malabaristas y faquires en todo un espectáculo de sonidos, olores y colores. Sí, al hacer todo aquello que nuestra madre nos leía al acostarnos.



Lo que ella nos ocultaba es que estas palabras son mágicas y tan solo viven en los cuentos y en aquellos ojos que puedan ver que toda virtud tiene un defecto, toda magia un desencantamiento y que nada es raro sino distinto. Que aladín jamás podría ser un príncipe y que Jasmine es tan solo una entre un millón. Callaba que Abú es la representación de la esclavitud monicaca y que Jafar, sería el menor de los problemas en un lugar con éste. Silencio acerca de un mundo en donde los niños venden galletas en vez de untarlas en leche antes de acostarse, en donde la negociación no es un juego al que puedas perder, si no una ley que debes cumplir si quieres vivir. Allí donde el mercado engañoso es sustituido por la coacción, envenenada de palabras insaciables porque lo justo es el beneficio a cualquier precio. Ignorantes del valor de quince horas de trabajo remuneradas con poco más que nada. Impotentes ante su impotencia, porque ellos no tienen elección sino un cometido.

Lo único que les queda es su todo, la plenitud de las estrellas en lo alto del firmamento al anochecer y el sosiego de los primeros rayos del sol al llegar el alba. Su querido Sahara en donde habitan los Imazighen, “los hombres libres” del desierto, aquellos que viven el tiempo en vez de medirlo. Las áridas y salvajes montañas junto con los espinosos arganes. Les queda seguir siendo pobres en su grandeza y luchar cada día por lo que son, una de las grandes maravillas del mundo. Al fin y al cabo nadie les dijo que la vida fuera fácil, pero se prometen a sí mismos que vale la pena vivirla.

¿Cuántos Dirhams cuesta la satisfacción de no tener nada más que un gran corazón?


Lara Pérez,
Marrakech-Diciembre 2010

jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Volverán?



¿Cuantas veces hemos mirado hacia atrás?
o quizá la pregunta sea, ¿Quien no lo ha hecho alguna vez?






Sinceramente no lo calificaria como "algo bueno" o "algo malo" sino que lo denominaria como necesario, algo que sin quererlo ni beberlo, está detrás nuestro y llega un momento en el que no podemos darle la espalda.

La verdad es que recordar es precioso pero tambien nostalgico. Son momentos que te cautivan y cuentan al oido que nunca más volverán, momentos que sin estar presentes consiguen no dejarte escapar. Quedamos atados a una cuerda de la que, yo personalmente, no quiero huir y sí quedarme agarrada con las dos manos sin tambalearme.

Lo bonito es saber con certeza que todo lo ocurrido ha participado a conseguir formarme como persona y lo seguirá haciendo mientras no me suelte de la cuerda. Esos momentos han sido los protagonistas de MÍ pelicula. Una película que por supuesto tiene sus tomas falsas, sus gazapos y sus particularidades pero aún teniendo la oportunidad de cambiar algo no lo haría porque ya no sería mi pelicula sino la de mis arrepentimientos.

Muchas veces me imagino que alguien me ofrece un ratón de la vida capaz de pulsar ese "deshacer" y "rehacer" que tanto deseamos todos constantemente, ya sea para haber estudiado más, para haber llegado en el momento preciso, para haberle dicho hola en vez de adios, para que nada de eso hubiera pasado, para que todo hubiera seguido como antes...Pero aunque me tiente la idea de tener el poder de mi vida en mis manos no lo quiero. Tan solo me apetece seguir recordando y vivir y fantasear con lo que pueda pasarme o me hubiera pasado.

De todos modos...recuerdo para vivir y nunca vivo para recordar. Vivo con recuerdos pero no de ellos. Si no te agarras bien, te cogerán desprevenido y te envolverán en la tristeza de pensar que jamás volverás allí. Convive con ellos y serás gratificado por tu logro con una gran sonrisa que con un poco más de esfuerzo, durará lo que tarden en venir los tiempos muertos.

sábado, 28 de agosto de 2010


“Alejémonos de nuestro día a día, de la rutina que termina por atraparnos y nos hace cobardes. Volvámonos a sentir inseguros una vez más, volvamos a sentir que cada momento pide cita para existir y volver a pasar de largo. ¿Para qué intentar estirar una cuerda que no da más de sí? Vayámonos…“

Málaga,
dulce encuentro.

450 Kilómetros pasados buscando el final del camino, escuchando el ruido de los camiones que ensordece nuestros pensamientos anhelantes de libertad. Las luces de los coches van pasando y la temperatura de nuestro cuerpo se eleva acorde con el sol que nunca nos falla. Hace calor y sudamos. Lo hacemos gratis y lo hacemos con gusto. Sudamos nerviosismo porque nuestro destino se encuentra cada vez más cerca hasta que al fin, Málaga se asoma por las alturas reflejada en un cartel azul fosforescente. El forzoso recorrido ha merecido la pena tan solo por la sensación de encoger la nariz y percibir el olor de los olivos, del aire cálido, del jazmín.

La malagueta está más bonita que nunca, hoy se ha vestido de gala para nosotros y solo para nosotros. Su preciosa diadema azul se refleja en el agua, en el mar que parece estar extasiado por contemplarse a sí mismo. Asistimos a una obra maestra perfectamente equilibrada.

Segunda quincena de agosto y las sonrisas no decaen en la cara de los malagueños, pues es la fecha más esperada por todos, la feria de Málaga. El centro de la ciudad está a rebosar y se percibe la actividad incesante de mañana a noche y de noche a mañana. Combustible refrescante: El cartojal, tan dulce como las guitarras que suenan al son de los cantos de los feriantes “Óle, óle y óle”. No faltan los sombreros cordobeses en las cabezas de los hombres ni las flores en las orejas de las mujeres fundiéndose con el olor de la calle. Elegantes y señoriales visten los trajes de sevillana “las niñas” mareando el viento con sus amaestrados abanicos “¡ai! qué caló mi arma”.

A nuestra derecha la luna, vestida de blanco con sus ojos bien abiertos y relucientes cede a mostrarnos la belleza que tan solo ella posee en todo su esplendor; mientras que a nuestra izquierda se encuentra “El pimpi” que a pesar de ser un restaurante de grandes como Antonia banderas y de su irresistible salmorejo, no nos conmueve tanto como ese puesto de papas situado en la esquina más humilde de la calle más transitada del centro más abarrotado. Abierto para todas nuestras bocas.

El alba, como cada mañana, vuelve a sorprendernos por detrás de las montañas, áridas, preciosas. Las olas rompen con fuerza en las orillas de las playas de pedregalejo, el melillero ha vuelto a hacer de las suyas. Allá a lo lejos vemos “ración de seis, espeto a dos euros”. ¡Qué sabor!¡Qué maravilla! ¡Conchas finas y coquinas!

¿Se puede pedir más?


Lara Perez